Huesca es como un gran libro de aventuras en papel rugoso. Cada valle y cada pueblo tienen cicatrices y leyendas que contar, envueltas en piedra románica y montañas con pinta de gigantes dormidos. Aquí el viento barre los tejados y se cuela por calles tan estrechas que hasta el sol lo tiene difícil.
En medio de este territorio, Loarre asoma con su castillo, un portento medieval que hace sombra a cualquier fantasía cinematográfica. Sin embargo, no termina ahí la cosa: los pueblos bonitos cerca de Loarre son una colección de lugares donde el tiempo se arrastra con calma y las historias saltan de portal en portal.
Desde el Prepirineo hasta las llanuras cerealistas, esta provincia regala un catálogo de tradiciones, tapas generosas y rutas que transforman cada paso en una postal. Si te va el silencio salpicado de campanas y los atardeceres de piedra caliente, acompáñame a descubrirlos.
Explora los pueblos bonitos cerca de Loarre y descubre rincones que te sorprenderán
Ayerbe
Ayerbe tiene alma de villa de paso, pero merece más que un vistazo rápido. La plaza Ramón y Cajal, con sus soportales y sus bares de aire añejo, es el corazón donde late la vida local. Aquí la gente charla sin reloj y el vermú sabe a gloria.
Pasea hasta la iglesia de San Pedro, con su torre de ladrillo que marca la silueta del pueblo. Si te animas, date un salto al Palacio de los Urriés, un edificio noble que aún conserva su dignidad renacentista.
Desde Ayerbe salen rutas hacia los Mallos de Riglos, paredes de piedra roja que parecen sacadas de otro planeta. Por su carácter auténtico y su ubicación estratégica, Ayerbe se cuela en la lista de pueblos bonitos cerca de Loarre sin ningún complejo.
Biel
Si buscas un sitio donde perderte, Biel es perfecto. Su castillo medieval, con la torre cuadrada dominando el caserío, impone respeto aunque lleve siglos callado. Las calles empedradas suben y bajan como en un laberinto tranquilo.
En Biel todo parece detenido, desde los arcos góticos hasta las casas con escudos de piedra que cuentan historias de linajes antiguos. La iglesia de San Martín de Tours completa el conjunto con su campanario discreto.
No te olvides de asomarte a la ermita de San Miguel, algo apartada, que regala vistas tan serenas que cuesta marcharse. Biel, con su castillo y su aire de leyenda, es de los pueblos bonitos cerca de Loarre que deberías apuntar en negrita.
Uncastillo
Uncastillo es un caramelo para quien disfrute de la historia sin edulcorantes. Su castillo, que domina todo el valle, es de los mejor conservados de Aragón, y parece resistir al paso del tiempo con una paciencia admirable.
Las calles medievales de Uncastillo serpentean entre casas de piedra, ventanales románicos y detalles que te obligan a frenar cada dos pasos. La iglesia de Santa María o la de San Martín suman encanto al recorrido.
Si te sobra tiempo, visita el museo parroquial, que guarda tesoros que van más allá de la típica colección de cálices. Uncastillo mezcla arte, historia y ambiente rural sin imposturas, y brilla con luz propia entre los pueblos bonitos cerca de Loarre.
Sádaba
Sádaba sorprende por su castillo, tan robusto y sobrio que parece diseñado para resistir siglos de guerras y chismes. La fortaleza, con sus murallas almenadas, se alza sobre una llanura donde pastan ovejas con cara de no tener prisa.
Dentro del casco urbano, no te pierdas la iglesia de Santa María, gótica y discreta, ni el ambiente de la plaza donde la gente todavía juega al dominó a la sombra. Si puedes, echa un ojo al puente romano que sobrevive a las riadas.
Además, la ruta por los Bañales, un yacimiento romano cercano, te completa la experiencia de este pueblo con vocación de centinela. Por su historia militar y su estampa imponente, Sádaba está sin duda en la lista de pueblos bonitos cerca de Loarre.
Ejea de los Caballeros
Ejea de los Caballeros combina modernidad y tradición como pocos. Su casco histórico guarda la iglesia de Santa María, con su ábside románico y sus muros centenarios que huelen a incienso y silencio.
La iglesia de El Salvador, algo más tardía, también merece parada, así como las callejuelas donde la piedra se mezcla con balcones de hierro forjado. Y si vas con hambre, pásate por el mercado: longanizas y quesos para llenar la mochila sin remordimientos.
Ejea mira al futuro, pero no renuncia a su herencia medieval. Con fiestas animadas, arquitectura sólida y gente hospitalaria, remata la lista de pueblos bonitos cerca de Loarre con orgullo aragonés y un punto de rebeldía amable.