Huesca se defiende con el paisaje. Esta provincia aragonesa, acurrucada al norte de España, saca pecho con montañas tan rotundas que parecen lanzadas ahí por un titán con mala puntería. Entre picos y barrancos asoma el Pirineo oscense, un escenario donde la naturaleza todavía manda, y el ser humano, por suerte, va con más respeto que prisa. Lanuza, en pleno valle de Tena, es un ejemplo perfecto de cómo un lugar puede renacer después de haber sido casi tragado por un embalse.
Pero no camines solo por su orilla: la comarca está plagada de joyas que merecen una excursión con calma. Los pueblos bonitos cerca de Lanuza son una colección de casitas de piedra, tejados a dos aguas y calles estrechas donde el eco suena mejor que cualquier playlist. Prepárate para asomarte a miradores, probar migas montañesas y saludar a vacas que parecen modelos de catálogo rural. Abrígate, abre bien los ojos, y acompáñame.
Pueblos bonitos cerca de Lanuza que parecen sacados de un cuento
Tramacastilla de Tena
No me canso de volver a Tramacastilla de Tena, donde el tiempo parece aflojarse un poco para que puedas respirar montaña sin prisas. Este pueblo vive colgado sobre el valle, con unas vistas al embalse de Búbal que casi dan ganas de aplaudir. Su iglesia de San Martín de Tours, de origen románico, vigila un caserío con sabor auténtico y balcones cargados de flores.
Hay que perderse por sus callejas y dejarse tentar por alguna terraza al sol, porque aquí el vermú sabe mejor que en ningún otro sitio. Desde Tramacastilla también puedes arrancar caminatas hacia el bosque de Betato, un hayedo tan de postal que parece obra de un pintor noruego. Por todo eso, no hay duda de que Tramacastilla está entre los pueblos más bonitos cerca de Lanuza, perfecto para hacer base antes de lanzarte a explorar el resto del valle.
Panticosa
Panticosa tiene aires de villa termal y un pasado aristocrático que aún se respira en cada fachada. El balneario, activo desde el siglo XIX, sigue atrayendo a quien quiere curar males del cuerpo o, simplemente, relajarse con estilo. Pero no todo es spa: el Casco Antiguo, con sus casas de piedra y tejados de pizarra, invita a pasear hasta la iglesia de San Salvador.
Si tienes energías, date un homenaje con la subida al ibón de los Baños, un lago de alta montaña que parece inventado por un director de cine. En invierno, Panticosa se transforma con la nieve, atrayendo esquiadores como moscas al azúcar. Con esta combinación de aguas, paisajes y tradición, queda claro que forma parte de los pueblos bonitos cerca de Lanuza que deberías apuntar sin excusas.
Hoz de Jaca
Con el embalse de Búbal a sus pies, Hoz de Jaca no tiene nada de discreto. Este pequeño pueblo se agarra a la roca con la misma determinación que un rebeco, y regala unas vistas del valle que quitan el hipo. Merece la pena asomarse al mirador de Hoz de Jaca, una pasarela de cristal que cuelga sobre el vacío y te recuerda, con cierta mala leche, que no todo el mundo está hecho para las alturas.
Luego, baja a caminar por su entramado de calles tranquilas, donde las casas conservan la arquitectura tradicional con un orgullo contagioso. Las rutas que parten de aquí son perfectas para explorar la zona, sobre todo si te gusta andar con la cámara a mano. Por eso Hoz de Jaca figura entre los pueblos más bonitos cerca de Lanuza, ideal para quienes buscan un rincón auténtico con vistas imposibles.
Biescas
Biescas actúa como puerta de entrada al valle de Tena y presume de un casco urbano que mezcla historia y modernidad con bastante estilo. Pasea por la plaza Mayor, rodeada de casas de piedra y bares donde te servirán un vino con tapa de chorizo sin preguntarte demasiado. La iglesia de San Salvador, de origen medieval, asoma con su torre robusta, y si quieres darle a las piernas, acércate hasta la ermita de Santa Elena y su fortaleza cercana, el Fuerte de Santa Elena, una construcción defensiva que vigila el desfiladero con aires épicos.
Además, el entorno del río Gállego invita a caminatas ligeras donde el sonido del agua te acompaña sin agobios. Por todo eso, Biescas se gana su puesto entre los pueblos bonitos cerca de Lanuza con naturalidad, como quien sabe que no necesita presumir demasiado.
Broto
Broto tiene el poder de atraparte a primera vista, con su puente medieval sobre el Ara y un casco antiguo que parece sacado de un cuento. Aquí las casas se agrupan alrededor de la iglesia de San Pedro y la antigua cárcel, que hoy se puede visitar para asomarse a celdas bastante inquietantes. Si te sobra tiempo —y ganas de andar—, sube a la cascada de Sorrosal, un salto de agua que retumba con fuerza y donde los más valientes practican barranquismo.
Broto es la antesala del Parque Nacional de Ordesa, así que todo aquí huele a aventura y a piedra viva. Entre pueblos bonitos cerca de Lanuza, Broto destaca con su mezcla de historia, naturaleza y una pizca de misterio medieval que le sienta de maravilla.
Torla
Torla es la puerta solemne al Parque Nacional de Ordesa y Monte Perdido, y lo sabe. Su silueta, con la iglesia de San Salvador dominando el caserío, parece dibujada para ser fotografiada desde todos los ángulos. Pasea por sus calles empedradas, asómate a sus miradores y date el gusto de probar un estofado de caza en alguna de sus fondas.
Si te van las ruinas, echa un ojo a lo que queda de su castillo medieval, hoy casi fantasma pero aún con la dignidad intacta. Desde Torla salen rutas que se internan en el corazón del Pirineo, donde los picos nevados mandan y el silencio se vuelve imponente. Por todo esto, Torla no podía faltar entre los pueblos bonitos cerca de Lanuza, cerrando este paseo con la épica montañesa que siempre engancha.